lunes, 16 de mayo de 2016

Crónica del concurso de Silvia Lago Martínez

Crónica del concurso de Silvia Lago Martínez
Metodología de la Investigación I, II y III.


Retrospectiva del concurso: larga lista de irregularidades
Durante veinte años la Carrera de Sociología no llamó los concursos de los cargos de profesor/a adjunto/a en las asignaturas Metodología de la Investigación I, II y III. En todos estos años varios colegas se jubilaron o renunciaron y recién el año pasado (2015) se concursaron dos cargos de profesores interinos cuando debiéramos contar con una planta de al menos seis profesores/as adjuntos/as regulares entre las dos cátedras de Metodología.
En este marco el día 7 de abril pasado concursé el cargo de adjunta que sostengo desde hace veinte años como interina. Este fue desempeñado como ad honorem subrogando el cargo de JTP durante años. No soy la única que desempeña su función en estas condiciones, otras/os compañeras/os de la cátedra pasan por la misma situación.
En el año 2007 se inicia el proceso del concurso que nos ocupa pero se convoca en el año 2008, ¿por qué razón solo se llama mi cargo y no todos los cargos de profesores interinos de las asignaturas?, lo desconozco, pero obviamente en este contexto se postulan nueve aspirantes, en una feroz pelea que enfrenta a los docentes entre sí por un cargo regular. Cabe aclarar que mis compañeras y compañeros de la cátedra Cohen no se presentaron a éste concurso atendiendo a la ética básica del quehacer universitario, se trata del cargo de una compañera.
Posteriormente se propone el jurado que obraría en el concurso de mi cargo, ante mi sorpresa la mayoría de los miembros del jurado no sólo no pertenecen al campo disciplinar de la sociología, sino que además no imparten clases metodología para estudiantes de sociología. Se hace evidente no hubo debate acerca de la pertinencia de los miembros del jurado, o en el mejor de los casos un análisis detallado de sus antecedentes
Este jurado fue parcialmente recusado por mi, a pesar de que todo indica de que no es la mejor situación para el futuro concurso (como efectivamente ocurrió) pero ¿hasta que límite debemos tolerar este maltrato?, ¿debemos aceptar ser evaluados por jurados ajenos al campo de la disciplina y especialmente del dictado de la materia en concurso y sus destinatarios, en este caso estudiantes de sociología? (Ver Recusación).
Contexto del Concurso
El concurso se convocó para los días 7 y 8 de abril pasado, pero se modificó sobre la marcha puesto que el número de concursantes se redujo de nueve a seis personas, de tal forma que en el primer día todos los aspirantes realizamos la prueba de oposición.
¿Porque menciono sólo la prueba de oposición? porque si bien los aspirantes deben ser entrevistados personalmente por el Jurado (de acuerdo a lo que indica el artículo 34 del Reglamento para la Provisión de Cargos de Profesores Regulares) en mi caso la entrevista consistió en una ampliación de la clase puesto que se me consultó sobre contenidos de la misma, ésta vez sin público que se retiró a pedido del Jurado.
Los puntos que deben considerarse al momento de la entrevista, de acuerdo al citado reglamento, son de capital importancia para dar a conocer la experiencia en el dictado, el conocimiento de los contenidos específicos de la materia y su inserción en la currícula de la carrera, aspectos que asumen un valor decisivo para la continuidad en la labor docente como profesora regular, trabajando con el profesor titular y con el equipo de docentes de las tres metodologías.
El viernes 8, con la presencia de los veedores el jurado se dedicó al análisis de la documentación presentada por los aspirantes junto con las actualizaciones que se entregaron el día jueves, todas éstas muy extensas dado que correspondían a la producción de seis aspirantes desde el año 2008. De manera que el análisis de los antecedentes, el establecimiento del orden de mérito y la redacción del dictamen final se realizó en un sólo día, lo que parece insuficiente si se considera que el expediente contaba con aproximadamente 300 folios, a los que se sumaron otros tantos de actualización, totalizando más de 500 folios en tres tomos del citado expediente.
Luego de tan apurada tarea el jurado elaboró un dictamen unánime, sin embargo sobre el orden de mérito hubo diferentes puntos de vista. Como señala el veedor estudiante y subyace en el dictamen, las controversias se produjeron entre los jurados Balsa y Pano (que no provienen del campo disciplinar de la sociología) y la jurado Escolar (socióloga que dicta clases de metodología para estudiantes de Geografía) en varios aspectos, el más sobresaliente fue sobre cómo ponderar los antecedentes en la investigación de cada aspirante. El jurado Balsa postulaba que aquellos que provenían del CONICET tenían más valor que los de la UBA, como Escolar se opuso, Balsa no alcanzó su objetivo. (Ver Informe veedor estudiante)
Dictamen del jurado
De la lectura del dictamen no surge el orden de mérito que el Jurado propone. Los planes de investigación, de labor docente y de extensión universitaria no fueron evaluados, en los dos primeros casos se utiliza la misma frase para describir el trabajo de todos los aspirantes y en el último no está siquiera mencionado. Por otra parte tampoco se evaluaron las contribuciones realizadas en el marco de la labor docente en las asignaturas específicas que se concursaron.
De ésta forma el jurado relega mi trayectoria en la producción específica para el dictado de la asignatura y en la articulación del trabajo docente con la investigación en el desarrollo de las asignaturas en cuestión. Es decir todo aquello que revelaba mi trabajo en el Cátedra cuyo cargo se concursó no fue valorado, ni siquiera tenido en cuenta.
Los antecedentes docentes fueron evaluados de manera errónea para las aspirantes Di Virgilio y Navarro, justamente primera y segunda respectivamente en el orden de mérito. A ambas postulantes se les asignó puntajes como profesoras regulares en cargos de titular en la UBA y adjunta en la Universidad Nacional de Mar del Plata, cuando no lo son. Por esta razón he solicitado al Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, profesor Glenn POSTOLSKI, que informe sobre la situación de revista de ambas profesoras y los números de resolución de los cargos expedidos por los respectivos consejos superiores de la UBA y de la UNMDP, pedido aún sin respuesta. (Ver Pedido informes Decano)
Al evaluar mis antecedentes en la docencia de grado, el dictamen del jurado desprecia mi la larga trayectoria como profesora interina en la asignatura en concurso. Además ignora el cargo actual de Profesora Adjunta interina (sin titular) que poseo en la Carrera de Sociología y los cargos anteriores en Seminarios de Investigación directamente relacionados con la temática de investigación que desarrollo en la UBA. En lo que hace a la evaluación de antecedentes en trabajos científicos y publicaciones, el dictamen minimiza mi extensa trayectoria en investigación social. Omite señalar que he dirigido de manera continua proyectos de investigación acreditados por la Universidad de Buenos Aires desde el año 1998, que en el marco de los mismos se desarrollan (y desarrollaron) varias becas de maestría y doctorado, que dirijo varias tesis de maestría y obro como consejera de estudio de tesis doctoral, que he obrado como jurado en la defensa de tesis de maestría y evaluadora de planes de trabajo de tesis, de ingreso a carrera de investigador científicos, entre otros antecedentes (Ver Impugnación).
Las publicaciones son mencionadas de manera muy general, se excluye toda consideración respecto de la pertinencia de los temas abordados en las producciones de cada postulante en relación con la materia objeto del concurso y de la especialidad en la investigación, ni siquiera son cuantificadas las publicaciones de cada aspirante.
La clase de oposición
La evaluación de la clase de oposición merece un capítulo aparte. La evaluación de mi clase fue tan dispar que la profesora Escolar la valoró con un 9 (nueve) y el jurado Balsa (el mismo que recusé oportunamente) con un 5 (cinco). Por otra parte, en el caso de la profesora Di Virgilio, que ocupa el primer lugar en el orden de mérito, el jurado señala en el dictamen que: “La clase fue bien sistematizada y procuró simular una situación comunicacional interactiva con los estudiantes. Sin embargo, la exposición fue algo monótona, abstracta y con pocas ejemplificaciones. Su ritmo de habla fue demasiado veloz, y no administró adecuadamente el tiempo de la exposición”. Esto revela que la ponderación que se asignó a la clase en el total de la evaluación fue muy baja y conlleva la pregunta ¿se trata de la evaluación de un concurso de profesor de la Universidad de Buenos Aires?
Un docente se forma para enseñar, y lo hace de dos formas complementarias, una es mediante la capacitación académica específica en el área didáctica pedagógica a la cual se dedica, y otra es al calor del dictado de cursos, preparación de clases y materiales, dialogando y acordando con un equipo de cátedra. No es lo mismo formarse como científico social que ser formador de sociólogos porque las finalidades son distintas.
En cuanto a la valoración de mi exposición, el Jurado comenta: “Su exposición fue didáctica, clara y ágil, aunque sin profundizar sobre los aspectos epistemológicos ineludibles en la temática escogida.” Cabe aclarar que la clase presentada corresponde a la primera Unidad de Metodología de la Investigación I de la asignatura en concurso, de manera que los contenidos de mi exposición estuvieron ceñidos a la primera clase teórica que se dicta a los estudiantes de sociología al iniciar su tránsito por la metodología de la investigación, utilizando para ello la bibliografía de la cátedra. De manera que entiendo que la evaluación no sólo establece una crítica a mi clase sino también a los contenidos de la asignatura. Por otra parte, el Jurado parece ignorar que en el Plan de Estudios de la Carrera de Sociología la materia Epistemología Social antecede a las asignaturas Metodología de la Investigación I, II y III, la cual deben aprobar necesariamente los alumnos antes de cursar Metodología.

Por último

Lo que sucede con el concurso de Metodología de la Investigación I, II y III no es un caso aislado, esto viene ocurriendo en la Facultad de Ciencias Sociales desde hace tiempo. Se inscribe en el desarrollo de una política de concursos basada en mediciones y cuantificación de titulaciones y acreditaciones, realizando las evaluaciones con los parámetros del CONICET, como si se tratara de evaluar el ingreso a la carrera de investigador científico de ésta institución y no de un cargo de profesor de la Universidad de Buenos Aires. De esta forma se desprecia la trayectoria de quienes sostenemos durante años el dictado, funcionamiento y desarrollo de las cátedras y de las investigaciones vinculadas a ellas y que venimos padeciendo un permanente maltrato institucional que se corona con ésta última acción, la expulsión del cargo que se detenta.

Silvia Lago Martínez
Profesora Adjunta interina de Metodología I, II, III, Carrera de Sociología
Profesora Adjunta regular de Técnicas de Investigación Social, Carrera de Ciencia Política
Profesora Adjunta interina de la Sociología especial Internet y Sociedad: comunicación y cultura digital, Carrera de Sociología
Investigadora del Instituto Gino Germani

sábado, 14 de mayo de 2016

Carta Cátedra “Internet y Sociedad: comunicación y cultura digital” en rechazo al resultado del Concurso Metodología de la Investigación I, II y III

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 13 de mayo de 2016

Universidad de Buenos Aires
Facultad de Ciencias Sociales

Sres.
Miembros de Consejo Directivo

Quienes conformamos la cátedra “Internet y Sociedad: comunicación y cultura digital”, Sociología especial de la Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA elaboramos el presente comunicado para expresar nuestro rechazo ante la arbitrariedad del resultado del concurso de la materia Metodología de la Investigación I, II y III, Cátedra Cohen, de la Carrera de Sociología, cargo que desempeña desde hace veinte años nuestra compañera Silvia Lago Martínez.

Silvia Lago Martínez es la profesora adjunta a cargo (sin titular) de la cátedra “Internet y Sociedad: comunicación y cultura digital” desde el año 2015 y anteriormente de los Seminarios de Investigación  “Cultura digital y nuevas prácticas políticas para la resistencia social” y “Sociedad de la información, política y movimientos sociales” desde el año 2007. Tanto ella como distintos miembros del equipo, da sus clases como Ad Honorem, es decir, sin recibir una renta por su trabajo. No obstante, Silvia ha trabajado siempre de forma activa y constante en la cátedra, sus tareas abarcan desde la coordinación y armado de la materia hasta el dictado de clases codo a codo con el resto del equipo. Todos los miembros de la cátedra fuimos formados como docentes e investigadores en el área de Ciencia, Tecnología y Sociedad por ella. Es decir que, además de ser profesora de la materia, acompañó en su formación a muchos docentes que han pasado por la cátedra, siendo incluso su directora de beca de Maestría y/o Doctorado, lo que habla de un proceso integral de formación y acompañamiento.

El trabajo realizado a lo largo de estos años en nuestra cátedra, tanto en la época en que nuestra materia era un seminario de investigación como en la actualidad que se trata de una Sociología especial, ha sido nutrido por la participación constante de todos los miembros de la cátedra en Equipos de investigación UBACyT dirigidos por la citada profesora. Es decir, que nuestra materia es un vivo ejemplo de cómo la investigación y la práctica docente pueden unirse en pos de lograr una enseñanza que dialogue con la producción científica más actualizada, punto de gran relevancia si recordamos que nuestra área de trabajo es Ciencia, Tecnología y Sociedad. Teniendo en cuenta lo antedicho, vale la pena recordar que al no existir en la Universidad de Buenos Aires, una figura laboral de dedicación exclusiva a la labor en investigación, la posibilidad de realizar estas tareas está atada necesariamente al cargo docente. En tal sentido la restricción laboral de la que es víctima Silvia Lago Martínez, no solo atenta contra el desarrollo en investigación de nuestra compañera, sino que es una problemática de todos los que nos formamos actualmente bajo el acompañamiento de ella. Lo más paradójico de esta situación es que es la propia universidad la que atenta contra sus propias construcciones, desperdiciando tiempo, recursos del Estado y personal altamente calificado.

Por otra parte el concurso presentó diversas irregularidades. Entre ellas se encuentran, por un lado la elección del jurado, ya que se trató, en su mayoría, de colegas no pertenecientes al área específica a concursar y, por otra, la falta de claridad y detalle en la devolución del dictamen del Jurado. Estas dos cuestiones se agravan por incumplirse en la entrevista los puntos consignados por el Reglamento para la Provisión de Cargos de Profesores Regulares Titulares, Asociados y Adjuntos, Res. del CS N° 1922 y sus modificatorias, que no se llevaron a cabo. Se suma la equívoca evaluación de los antecedentes docentes, ya que tanto la aspirante Mercedes Di Virgilio como la aspirante Alejandra Navarro (primera y segunda en orden de mérito según el Dictamen bajo Resolución (CS) N° 5003/08) fueron evaluadas por cargos docentes que no coinciden con sus cargos efectivos.

Los abajo firmantes entendemos que es inaceptable que la Facultad de Ciencias Sociales no garantice los puestos de trabajo de quienes han sostenido la estructura universitaria por tantos años en condiciones más que adversas y de quienes, como es el caso de nuestra compañera Silvia Lago Martínez, están más que calificados para realizar sus labores y han esperado muchos años para poder regularizar su cargo interino. Nos manifestamos, en concordancia con lo anterior, a favor de la aplicación de la Carrera Docente tal como establece el Convenio Colectivo de Trabajo.

Expresamos todo nuestro apoyo a Silvia Lago Martínez, porque entendemos que su causa representa una defensa de los derechos de todos los docentes que formamos parte del sistema universitario.
Por último solicitamos por todo lo expuesto y en vista de la arbitrariedad manifiesta del dictamen, la intervención del Consejo Directivo en términos favorables a la profesora Silvia Lago Martínez quien desempeña el cargo que fuera objeto del concurso.  

Atentamente,

Mg. Ana Marotias JTP
Lic. y Prof. Sheila Amado Ayudante 1°
Lic. Martín Gendler Ayudante 1°Ad Honorem
Lic. Anahí Méndez Ayudante 1°Ad Honorem
Cátedra Internet y Sociedad: comunicación y cultura digital
Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA

sábado, 7 de mayo de 2016

Un concurso no es un concurso

Un concurso no es un concurso
Llegó el momento de decir BASTA

Primero fue el caso de Juan Iñigo Carrera, luego de Roberto Aruj, más próximo el de Claudia Cabrera y ¿finalmente?, el de Silvia Lago Martínez. En todos los casos se trata de profesores de la carrera de Sociología, con dos o más décadas de trabajo docente y con antecedentes más que suficientes para el cargo que concursaron (titulaciones, publicaciones, proyectos de investigación) y que se presentaron a regularizar su cargo después de haberlo ejercido por años.  

Si se aplicara el ya aprobado Convenio Colectivo de Trabajo, hubieran ingresado a la carrera docente y hubieran regularizado los cargos. Docentes que, por otro lado, han sido evaluados una y cien veces con las renovaciones anuales, al presentar sus programas, al presentar sus proyectos, al dictar sus clases, etc. etc. Estos docentes construyeron y ganaron sus cargos con décadas de enseñanza, de producción de materiales didácticos, de investigación y de extensión. Si un concurso fuera solo un concurso –como se dijo en un debate a partir del caso “Iñigo”- no habría dudas: deberían haber revalidado su cargo.

Esto revela, la implementación de una política de concursos que sigue cada vez más una matriz bancomundialista –la que está inscripta en la LES-, de “mediciones bibliométricas”, de “cuantificación” de papeles, títulos vinculados a los rankings Coneau, que promueven la “productividad”, los métodos del “management” vinculados al mercado. En nuestro caso, todo esto se introduce por vía de la “evaluación” con los parámetros del CONICET despreciando la construcción y trayectorias de quienes sostienen desde hace años el dictado, la dirección, el crecimiento y el funcionamiento de las cátedras, y de las investigaciones, y orientaciones vinculadas a ellas, a favor de quienes sobresaturan los ítems de una grilla con criterios que garantizan una reproducción de lo mismo: tantos papers, tantas jornadas, tantas publicaciones con referato y tantos años de gestión.

Esta lógica se apega ciegamente a una credencialización desmesurada y formalista, opuesta a la verdadera autonomía y a la libertad de cátedra. Criterios todos que ya es hora de someter a debate colectivo. Se convalida una decisión también política –y con derivaciones éticas- como la que supone que un docente se inscriba en el concurso del cargo de otro compañero, o que una Secretaria de la Facultad se presente a un cargo de inferior categoría al que ya tiene en funciones en una materia afín.

Lo que sucede con el concurso de Metodología de la Investigación I, II y III de la profesora Silvia Lago Martínez se inscribe en el desarrollo de esta política, donde se valorizan las titulaciones y acreditaciones y que por lo tanto somete a un escrutinio feroz a los docentes de amplia trayectoria. En este caso, además, con el agravante de que el Jurado que actúa en el concurso es en su totalidad externo a la Facultad y en su mayoría proviene de otro campo disciplinar (historia y matemática) donde dictan materias cuyos contenidos son muy disímiles a los de las asignaturas objeto del concurso. Jurados, además, que siquiera leen las “actualizaciones de antecedentes” que se presentan minutos antes de iniciarse el “concurso”; jurados que otorgan puntajes a cargos regulares que no poseen algunas de las postulantes, aun siendo advertidos de tal equívoco; jurados que en más parecieran desconocer el programa que se dicta y su vínculo con la carrera.

¿Seguimos mirando para otro lado –hasta que nos toque o hasta que nos salvemos si fuera el caso- como si solo se tratara de una selección de antecedentes, de cotejo de papeles y cartones, y no de qué perfil docente, de qué cuerpo docente consolidar, de qué carrera de Sociología y Facultad necesitamos y queremos construir? El caso de Silvia Lago Martínez actualiza los anteriores y vuelve a poner en primer lugar del debate la necesidad de la carrera docente, el derecho a la estabilidad de quienes fueron evaluados no por grillas sino por los estudiantes, los graduados que se formaron e integraron sus equipos de cátedra o inician sus estudios de posgrado.

Nos pronunciamos por la regularización de todos estos docentes. Por el cese de todo llamado a concurso de renovación –propiamente dicho o de hecho- que no se convoque sobre la base del respeto a la carrera docente y el desempeño en el cargo. Por el más amplio debate para implementar la carrera docente y el Convenio Colectivo de Trabajo. Y reclamamos que no se convaliden estos “concursos” biométricos.

Llamamos a toda la comunidad a pronunciarse abiertamente contra una política que, en lugar de proteger a los docentes que sostienen la Facultad -¿y qué otra cosa es una Facultad si no sus docentes y estudiantes y no docentes?-, los expulsa con el sencillo expediente de unas carillas escritas a las apuradas bajo el título de Dictamen.

Lista de Izquierda
Docentes de la carrera de Sociología
 
27/04/2016